Existe una gran variedad de platos preparados basados en productos cárnicos. Ya sean carnes blancas (de pollo, pavo o conejo) o carnes rojas (cerdo o vacuno), la carne es una fuente clave de proteínas, vitaminas, grasas y minerales. Y es que en cualquier dieta equilibrada, este producto debe ser un alimento indispensable a incluir en la dieta. La pirámide nutricional de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC) aconseja una ingesta de carnes blancas de varias veces a la semana, mientras que la toma de carnes rojas debe ser ocasional o moderada.
Las proteínas se caracterizan por ser de alta calidad, además de que contienen los aminoácidos correspondientes y esenciales para el organismo del ser humano.