La industria de los platos preparados se enfrenta a un consumidor cada vez más exigente. A la hora de adquirir en el supermercado este tipo de productos, el comprador tiene en cuenta un gran número de factores. Sin duda el aspecto más importante es el sabor del producto, que éste sea sabroso y mantenga la textura adecuada. Sin embargo, el consumidor también valora otros puntos como la calidad del plato o el tipo de envasado.
La calidad del producto implica muchas cosas, su sabor, los diferentes alimentos que incorpora el plato, las fases o procesos a los que han sido sometidos estos alimentos hasta el momento de su consumición y los controles de calidad que han tenido que superar previamente antes de su comercialización. El creciente desarrollo de la industria de platos preparados está impulsando una mejora en la producción en todos los sentidos, no solo en la variedad y calidad de los platos, sino también en los controles de seguridad a los que son sometidos los alimentos.
De forma general, existen muchas dudas acerca de los niveles o las fases de seguridad a las que son sometidos los productos de compramos en el supermercado. A día de hoy, el consumidor demanda una gran cantidad de información para saber de forma clara y detallada las características del alimento que va a consumir. De acuerdo con el Reglamento de diciembre de 2016, todos los productos deben incluir información nutricional en el etiquetado, para responder a las exigencias de las autoridades mundiales en cuanto a las restricciones de ingredientes no saludables. Los platos preparados pasan por estrictos controles durante su proceso de elaboración, con el objetivo de avalar su calidad, seguridad y la total conservación de su textura y su sabor. Cada producto se enmarca en un periodo de tiempo de vida útil, en el que está garantizada su calidad. Los platos preparados cumplen con todos los sistemas de certificación de seguridad, calidad, medio ambiente y sostenibilidad.
Toda la información relativa al producto debe aparecer en su envase o etiquetado. El envase de los platos preparados proporciona la información detallada al consumidor mediante la fecha del envasado, el fabricante, la cantidad de los alimentos e ingredientes empleados o los métodos de conservación y elaboración.