El incremento del consumo de platos preparados en los últimos años ha obligado al sector a mejorar su producción en muchos aspectos. Son varios los factores que han impulsado este crecimiento, el ritmo de vida actual, las responsabilidades del día a día, o la falta de interés por la cocina hacen que los consumidores integren de forma cada vez más habitual los platos preparados en su dieta diaria. Este cambio, a su vez, ha despertado nuevas necesidades ante las que el sector debe reaccionar para satisfacer la demanda del consumidor.
En primer lugar, el incremento en el consumo de platos preparados ha dado lugar a que sea necesario apostar por nuevas variedades e introducir nuevas opciones en los supermercados. Los consumidores demandan más, para consumir más. En este momento, en la sección de platos preparados del supermercado podemos encontrar productos del mar, productos cárnicos, croquetas, calamares a la romana, surimi y derivados, pastas, salteados y arroces, cremas y sopas, verduras, paninis y pizzas o postres.
En segundo lugar, el consumidor no sólo exige cantidad, sino también calidad. Debido a que el consumo de platos preparados es cada vez más habitual, el sabor y la textura de los mismos deben estar a la altura. Los platos preparados ya no son una alternativa para un día concreto, sino que forman parte de la dieta habitual de los consumidores, y, por tanto, deben estar deliciosos.
Además de tener en cuenta la cantidad y calidad del producto, el usuario se preocupa cada vez más porque los procesos de producción respeten el medio ambiente. De forma reciente, cada vez es más habitual que los platos preparados se presenten en envases biodegradables o ecológicos. La industria está modificando paulatinamente sus procesos de producción con el objetivo de hacerlos lo más respetuosos posible con la naturaleza y el medio ambiente.